En un emocionante acto de fe y espiritualidad, más de 160 mil personas se unieron en la XXXII Procesión de Viernes Santo en Puebla, liderada por Monseñor Víctor Sánchez Espinosa. En medio de una atmósfera cargada de solemnidad y reflexión, Monseñor Espinosa expresó su gratitud a todos los participantes y organizadores de este evento litúrgico, que dejó una huella profunda en los corazones de los fieles.
Reflexiones en la Majestuosa Catedral de Puebla
Desde la majestuosa Catedral de Puebla, Monseñor Sánchez Espinosa invocó la bendición divina sobre los presentes, recordando la importancia de estos días santos en el calendario litúrgico. Con solemnidad, expresó: “Iniciamos la celebración de la Pasión, la muerte en la Cruz, el sufrimiento, pero también la resurrección de nuestro Señor Jesucristo”.
Reconocimiento y Agradecimiento
El Arzobispo reconoció el esfuerzo de todas las parroquias e instituciones involucradas en la organización de la procesión, así como la ferviente participación de los fieles. Expresó su agradecimiento al comité organizador y a las parroquias por su dedicación y devoción en la preparación de este importante evento religioso.
Presencia Sagrada en las Calles de Puebla
La procesión recorrió las principales calles del centro histórico de Puebla, llevando consigo imágenes sagradas como el Santo Niño Doctor de Tepeaca, la Virgen de la Soledad, y el Cristo de la Expiración. Esta manifestación de fe estuvo marcada por la presencia de miles de creyentes que acompañaron las imágenes en un recorrido espiritual significativo.
Invocación a la Reflexión y la Oración
En el marco de esta procesión, Monseñor Espinosa invitó a la comunidad a continuar con la reflexión y la oración durante la Vigilia Pascual, que marca el inicio de la celebración de la Resurrección de Cristo. Este llamado a la contemplación y la espiritualidad resonó entre los presentes, quienes recibieron las palabras del Arzobispo con devoción y esperanza renovada.