La noche del 31 de octubre se transformó en una experiencia única de vida y tradición. En el majestuoso Auditorio Guelaguetza, Gabito Ballesteros ofreció un espectáculo inolvidable durante la primera edición de “Ofrenda”, un homenaje musical que unió corazones en torno a la magia del Día de Muertos en México, con el patrocinio de Cerveza Victoria.
Desde las primeras luces del atardecer, la emoción se hizo sentir entre el público oaxaqueño y visitantes que se congregaron para ser parte de este evento donde la música se convirtió en memoria viva. Antes del concierto, la proyección del cortometraje “A ti, ¿quién te espera?” conmovió a los asistentes, preparando el ambiente para una velada llena de sentimiento.
“Ofrenda” no fue solo un concierto: fue un ritual sonoro. El escenario del Guelaguetza se transformó en un altar musical, con luces y símbolos que evocaban el colorido de la tradición mexicana. Gabito Ballesteros interpretó sus más grandes éxitos y rindió homenaje a tres leyendas inmortales: Juan Gabriel, Joan Sebastian y Vicente Fernández.
Cada nota encendió un recuerdo, cada aplauso fue un gesto de amor hacia quienes siguen presentes a través de su legado. Miles de voces acompañaron a Gabito, creando un momento de comunión entre generaciones y reafirmando el poder de la música para mantener viva la identidad mexicana.
Durante la noche, el artista expresó su gratitud con un mensaje que tocó los corazones de todos los presentes:
“Mi gente, ¡gracias por acompañarnos en esta primera edición de Ofrenda! Esta es una noche para recordar con alegría a los que ya no están y celebrar en grande el Día de Muertos. Recordemos a los grandes artistas que nos dejaron su música. Amigos de Victoria, gracias por hacerlo posible. Su compa Gabito se va agradecido.”
La emoción trascendió el recinto. TV Azteca transmitió un especial televisivo con fragmentos del concierto, alcanzando a más de 4 millones de espectadores en todo el país, lo que consolidó a “Ofrenda” como un evento cultural y musical de alcance nacional.
La noche del 31 de octubre no solo fue un espectáculo, sino una celebración de vida, memoria y mexicanidad, donde la música se convirtió en el lenguaje que une el pasado con el presente, y la tradición con la emoción.
